Alrededor de la figura omnipresente de Lamine Yamal, el Barça construyó una victoria de mérito ante el Alavés. El extremo fue el hilo conductor de un equipo muy certero ante Sivera. Ni siquiera la tarjeta roja mostrada a Victor Roque en una controvertida decisión arbitral puso en peligro el triunfo azulgrana después de los goles del propio delantero brasileño, de Gündogan y de Lewandowski. Los muchachos de Xavi ejercieron de francotiradores en una cita que no admitía más resultado que la victoria para ganar tiempo y confianza en un momento en que el calendario resulta benigno después del peor enero en la historia del Barcelona. La pegada marcó las diferencias en una jornada terapéutica para el Barça.
1
Sivera, Rubén Duarte, Rafa Marín, Javi López, Nahuel Tenaglia (Ianis Hagi, min. 77), Ander Guevara, Alex Sola, Luis Rioja (Abde Rebbach, min. 63), Antonio Blanco (Carlos Benavídez, min. 77), Guridi (Giuliano Simeone, min. 63) y Samu Omorodion
3
Iñaki Peña, Cancelo (Hector Fort, min. 45), Pau Cubarsí, Koundé, Ronald Araújo, Gündogan (Vitor Roque, min. 59), A. Christensen (Íñigo Martínez, min. 82), Frenkie De Jong, Lewandowski, Lamine Yamal y Pedri (Fermín López, min. 74)
Goles 0-1 min. 22: Lewandowski. 0-2 min. 49: Gündogan. 1-2 min. 50: Samu Omorodion. 1-3 min. 62: Vitor Roque.
Árbitro Juan Martínez Munuera
Tarjetas amarillas Samu Omorodion (min. 11), Vitor Roque (min. 66) y Alex Sola (min. 96)
El final fue más fácil que el inicio para un Barça que de salida siguió en la inopia, o en una realidad paralela, alejado del día a día, como si disputara una Liga que nada tiene que ver con la que disputan los demás equipos, sin la sombra del poder reverencial del Madrid. Los azulgrana se exponen en cada partido a encajar un gol nada más sacar de centro, independientemente del escenario, una suerte que depende más del acierto del contrario que de la alineación de Xavi. El Alavés rondó el gol durante los cinco minutos iniciales, sin saber si reclamar un penalti o discutir una posición de fuera de juego, convencido de que el 1-0 estaba al caer en cada llegada a la portería del siempre expectante Iñaki Peña.
Los rivales pican la espalda de la zaga barcelonista, especialmente la de Cancelo, igual de permeable que la figura del mediocentro, un puesto que en Mendizorroza recayó en un central como Christensen y no en un centrocampista de la talla de Oriol Romeu o Fermín. No se estabilizaba el Barcelona y percutía el Alavés hasta que se juntaron De Jong, Pedri y Gündogan para masticar la jugada y habilitar a Lewandowski. El ariete, inédito en la Liga desde diciembre, dejó correr la pelota y la picó sobre la salida del portero después de un excelente control para marcar su gol 14. El juego con balón era tan fluido como torpe resultaban las acciones sin la pelota para alimentar las expectativas del Alavés.
Las concesiones defensivas barcelonistas no remiten, sobre todo en las continuas pérdidas de la pelota de futbolistas aparentemente fiables como De Jong, que provocó una oportunidad excelente de Guridi, resuelta por Peña, un portero excelente en la reacción y en cambio muy limitado en la gestión de la jugada, una faceta a la que Xavi no encuentra solución ni siquiera después de dar salida a un central tan aseado como Pau Cubarsí. Hace ya tiempo que al Barcelona le cuesta controlar los partidos, ni cuando viaja con el marcador a favor, falto de liderazgo, siempre diseminado y encomendado a Yamal en los distintos campos del campeonato, también en Mendizorroza.
Los azulgrana no saben presionar y el equipo se destensa para facilitar las acometidas de los rivales, manifiestas en el Alavés a partir de Álex Sola y Samu. La jugada del 0-1 resultó tan elogiable, por la asociación y combinación de los futbolistas, como reprobables fueron sus desconexiones en su cancha, sin que Christensen tuviera ninguna incidencia, igual de insustancial en la divisoria que en el área de Peña. La formación de hasta cuatro centrales no ayudó a reducir los remates de un rival que se batía con determinación después de encadenar tres victorias en la Liga. No extrañó que Xavi siguiera dando vueltas a la defensa en el descanso y sustituyera al permeable Cancelo por Héctor Fort.
Los ajustes no acabaron de funcionar porque Rioja perdonó un tiro franco antes de que acertara Samu con un cabezazo después de un centro de Sola, mal defendido también por Héctor Fort: 1-2. La fortuna del Barça es que previamente había marcado el 0-2 en una transición bien atacada por Yamal y Pedri y finalizada con un disparo cruzado en el segundo palo de Gündogan, el mismo jugador que había sido decisivo en el 0-1 de Lewandowski. La velocidad funcionó mejor que el acoso permanente en el equipo de Luis García. A pesar de su efectividad en el área adversaria, al Barça le cuesta cerrar los partidos por la falta de gobierno del juego y por su fragilidad en su cancha, blando ante Peña.
Las molestias de Gündogan permitieron la entrada de Vitor Roque, decisivo ante Osasuna y contra el Alavés, autor del 1-3 en un chut cruzado después de una acción acelerada por Yamal desde el costado derecho y que acabó Héctor Fort previa intervención de De Jong. El buen momento del brasileño, sin embargo, fue interrumpido por el árbitro, que le expulsó por una doble amonestación muy discutible, ante la ira de Xavi. El colchón de dos goles y los cambios permitieron estabilizar finalmente a los azulgrana, que ya no dieron ninguna opción al Alavés. Nadie discutió la victoria de un acertado, resolutivo y rejuvenecido Barça. El jugador diferencial por su impacto en el partido fue Yamal.
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