El Real Madrid gana sin despeinarse al Asvel | Baloncesto | Deportes

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El alero francés del Real Madrid Guerschon Yabusele reacciona durante el partido de EuroLiga ante el ASVEL.
El alero francés del Real Madrid Guerschon Yabusele reacciona durante el partido de EuroLiga ante el ASVEL.Mariscal (EFE)

Hay días en el WiZink en los que el Real Madrid no se encuentra a sí mismo, aunque eso no quiera decir nada, porque hasta en esas ocasiones, el equipo de Chus Mateo es una apisonadora (86-79). Permite, como anoche, que su rival, en este caso el Asvel, de los suburbios de Lyon, se haga ilusiones para después desplegar toda su artillería, o parte de ella, porque Tavares sigue en la grada. Consiguió acercarse el equipo francés al primer intento madridista de despegarse, pero bastó que Alocén y Rudy se esmeraran en defensa, para que su equipo ampliara el ancho de banda.

Está el equipo blanco, como los demás, con muchos partidos consecutivos en las piernas, y eso se nota en el rendimiento, pero siempre está la calidad del equipo frente a rivales como el de anoche, entusiastas, pero que se mantienen precisamente gracias a esas ganas, que a veces no son suficientes.

Lo que ocurrió en el primer cuarto se repitió varias veces a lo largo del partido. También después de que al Madrid le diera por correr un rato para ponerse 15 por delante (50-35). Se estiraba y se encogía el marcador porque los blancos se tomaban un respiro, pero se bajaba Yabusele de la bici estática donde relajaba la musculatura, o se ponía serio después de unas risas con sus compañeros en el banquillo, y aumentaba de nuevo la distancia. El francés, que hizo de todo, marcó la diferencia frente a sus compatriotas. Anotó de tres, de dos; también los 11 tiros libres que ensayó. Reboteó, robó y contragolpeó para conseguir ser el mejor del partido. Y cuando se tomaba un respiro, aparecía Campazzo y la liaba; o tomaba el mando Sergio Rodríguez, con su elegancia natural sobre la pista y revolucionaba el partido. También el a veces anárquico Deck aportaba. Así todo el partido, pese a la dejadez final, que permitió que la ventaja final solo fuera de siete puntos, porque Paris Lee se empeñó en que su equipo también tenía cosas que decir.

Baskonia, 92 – Maccabi, 82

También ganó el Baskonia en el Buesa al Maccabi (92-82) después de un partido muy competido, y en el que se presentó con las bajas de Chiozza, Costello, Diop y Sedekerskis. Pero estaba Howard, que acabó con 26 puntos, y también Marinkovic (14) y Moneke (15), que le ganaron el rebote al equipo más reboteador de la Euroliga. Moneke estuvo imperial en esa faceta (15), y Kotsar no anduvo muy lejos (9). En realidad, fue un esfuerzo coral que agradeció la grada del Buesa Arena, que no tenía claro si su equipo iba a aguantar el ritmo con tantas bajas. Pero lo hizo, aunque Moneke y Kotsar tuvieron que jugar casi 37 minutos cada uno, y Marinkovic, cada vez más consolidado, superó los 29. El Baskonia sometió al Maccabi, al que le mejoran el average particular, pese al empeño del ex baskonista Baldwin (25 puntos), que se expone a una sanción por lanzarle el balón a uno de los árbitros al acabar el partido y después encararse con él, pese al esfuerzo de sus compañeros por quitarlo de en medio.

Alba Berlín, 66 – Valencia Basket, 81

El Valencia Basket se dio un paseo por la cancha del Alba Berlín (66-81). Los hombres de Mumbrú no perdonaron al farolillo rojo de la fase regular y jugaron uno de sus partidos más relajados de las últimas semanas. Con un gran trabajo en defensa, dejaron al Alba en 15 puntos en cada uno de los tres primeros cuartos, lo que facilitó que su trabajo ofensivo se viera recompensado. El trabajo del getxotarra López-Arostegui lució en la cancha en los momentos decisivos, como el de Ojeleye en el lanzamiento (18 puntos).

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